Por: Silvana Cuellar Moscoso

VÍCTIMAS DE DOBLE DUELO

Historias de las víctimas que sufrieron el robo de sus seres queridos. Los cementerios clandestinos son propicios para que los profanadores de tumbas hagan de las suyas, no tienen reparo del dolor que dejan en los familiares.

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Erwin Menacho muestra la tumba profanada de su padre en el cementerio Campo Rosa.

Erwin: "Nos duele que hagan esto"

Finales de octubre de 2016, próximo a la celebración de Todos Santos, es costumbre en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra que familiares recurran a los camposantos a limpiar y pintar los nichos de sus difuntos. Como cada año, Erwin Menacho y su madre Rosa Pessoa, acuden al cementerio Campo Rosa, ubicado en el sexto anillo de la doble vía a La Guardia; grande fue su sorpresa cuando al llegar observaron que la tumba del señor LIMBERG MENACHO (+) padre de Erwin y esposo de doña Rosa, fallecido el 20 de junio de 2003, producto de un derrame cerebral, se encontraba hueca y no estaba el ataúd. Los profanadores solo dejaron el cráneo y restos de ropa popí.

"Nos duele que hagan esto", expresa Erwin desde lo más profundo de su ser, quien entre lamentaciones y frustración a la vez, aún no puede creer lo que aprecian sus ojos.

No es la primera vez que en este cementerio ocurre este tipo de situaciones, desde hace años, varias tumbas han sido saqueadas, según relato de los propios vecinos. En la visita realizada, en noviembre de 2016, se pudo contabilizar alrededor de una treintena de nichos agujereados; y es que las facilidades para adentrarse en su interior están dadas, no contaba con un muro ni cerca de protección.

El señor Juan Mayta que está a cargo de su administración, confirma que siempre ha existido robo de cadáveres, pero que desde hacía año y medio no pasaba nada. Sospecha de los estudiantes de medicina, puesto que en una oportunidad fueron encontrados in fraganti.

La señora Rosa recuerda que lo mismo sucedió con la tumba de su prima, de quien solo se llevaron el cráneo. Ahora las lamentaciones por no haber sacado a su esposo en su momento, a sabiendas de lo que ocurría en el lugar, están por demás. ¿Qué hacer? ¿a quién acudir?, las preguntas caen en saco roto.

"No tenemos plata para movernos, esperamos que el encargado siente la denuncia y se haga justicia", es la respuesta de Erwin, que al igual que otras personas afectadas, opta por tapar el agujero que dejaron los profanadores en la tumba de su padre.



Benita: "Para el pobre no hay justicia"

El 17 de agosto de 2016, en el cementerio San Cayetano, un día después de ser enterrado el ataúd del señor SANTIAGO MARTÍNEZ CALLISAYA (+) fue encontrado fuera de su nicho y con el vidrio roto en la parte superior. Una de sus hijas, que prefiere no dar su nombre, relató que los profanadores no lograron llevarse nada y que el cuerpo de su padre estaba intacto.

"Solo sacaron el ataúd y rompieron el vidrio, pensamos que fueron estudiantes de medicina, en busca de órganos, pero como mi papá era mayor, de 76 años, no les sirvió".

Los familiares comentan que optaron por llevar el cuerpo del señor Martínez, a este cementerio, porque es el único de la zona donde viven, pese a que no cuenta con una barda de protección, ni alumbrado. Ante la pregunta si realizaron una denuncia, la respuesta fue negativa.

"No hicimos nada, lo dejamos así, solo le dimos gracias a Dios que mi padre estaba intacto y lo volvimos a meter a su nicho, ahí acabo todo", señala de manera escueta la hija del señor Martínez.

Sin embargo, la esposa del difunto, la señora Benita, justifica que no hicieron nada porque hay que poner plata para que la Policía se movilice.

"Como somos gente pobre, ellos (policías) nunca hacen caso a los pobres sino a los ricos, para el pobre no hay justicia. Solo pedimos que Dios perdone a esa gente que anda robando y haciendo maldad", expresa la veterana desde un pequeño snack que atiende junto a su hija.




Patricia:"Me dijeron que no había una ley que sancione"

Hace un par de años la señora Patricia Campos fue testigo de la profanación de tumbas perpetuada en el cementerio El Bajío del Oriente. Era un día entre semana cuando vio en las noticias lo que había sucedido. La angustia de que podía ser alguno de sus familiares hizo que saliera de inmediato rumbo a este camposanto.

"Cuando llegué, el cajón del finado Hernán Vargas (+), estaba en el suelo destapado, se habían llevado su cabeza; seguí caminando y más allá vi el ataúd de una señora de pollera que lo habían dejado parado, también se llevaron la cabeza; luego me fui a otro pasillo y vi otro cajón con el cuerpo de una persona que tampoco tenía la cabeza; y en varias partes había ataúdes fuera de sus nichos".

Patricia indica que fueron como (15) los ataúdes que habían profanado. El caso incluso llegó a manos de la Policía, que poco o nada pudo hacer.

"Me dijeron que no había una ley que sancione a quien realice esto, a no ser que lo pillen que está picando y queriendo sacar el ataúd, de otra forma no podemos hacer nada dijeron".

Cree que los restos fueron negociados en complicidad de quienes estaban encargados de cuidar el lugar.

"Lo único que hicieron los familiares fue volver a meter los ataúdes a su nicho con los restos que dejaron los profanadores, porque no hay más, qué podemos hacer nosotros", manifiesta indignada.




Zaida: "El hecho, hecho está y no hay nada que hacer"

La señora Zaida Córboba, junto a su hija, al costado de la tumba del finado Hernán Vargas.

Lo sucedido en el cementerio El Bajío del Oriente fue reconfirmado por los propios familiares que en el Día de Todos Santos se los encontró acompañando las tumbas de sus seres queridos. La señora Zaida Córdoba, esposa del finado HERNÁN VARGAS GARCÍA (+), indica que efectivamente de su esposo se llevaron el cráneo.

"Fuimos anoticiados por los vecinos que alarmados se comunicaron con mi hija y le avisaron que habían sacado el ataúd y que el cuerpo estaba afuera, sin embargo cuando llegamos los encargados del cementerio ya habían procedido a colocar el ataúd en su lugar y a tapar el nicho, cuando mi hija preguntó qué había ocurrido le dijeron que habían profanado y que las fotos estaban en la Policía. Llegamos hasta la comisaría incluso, pero de nada nos sirvió porque dijeron que no podían hacer nada, que no había una ley que proteja a los difuntos. Nosotros tenemos la sospecha que fueron los propios encargados del cementerio, nos dio rabia, impotencia ¿pero qué podemos hacer? el hecho, hecho está y no hay nada que hacer", expresa la mujer.


Edid: "Espero que esté en buenas manos"


Edid Mesa, hermana del difunto Mario Mesa

Otra de las afectadas fue la señora Edid Mesa, quien con un profundo pesar relata que el cráneo de su hermano, MARIO MESA ROJAS (+), fue sustraído de su nicho.

"Era un día entre semana cuando mi hermana, junto a mi cuñada, vinieron a visitar la tumba de mi hermano y se encontraron con una tabla encima del nicho, lo que hizo que sospecharan que algo había ocurrido, cuando la levantaron observaron el hueco que habían dejado en la tumba, se habían llevado la cabeza. Hablaron con el encargado, pero no sabía nada, nadie supo nada, incluso los que se llevaron el cráneo tuvieron la desfachatez de dejar el fierro (un cincel) con parte del cabello de mi hermano; sospechamos que fueron estudiantes de medicina. No fuimos a denunciar a la Policía, porque es en vano, no hacen nada, es difícil que alguien se mueva, ya si se lo sacaron, se lo sacaron. El sentimiento es grave, nadie quisiera pasar por eso, para mí fue un golpe muy duro difícil de asimilar, lo único que deseo es que quien se lo hubiera llevado lo tenga en buenas manos".


Paola: "Nunca dejamos de venir al cementerio"


Paola Vega, nieta del difunto Quintín Vargas

De igual manera, Paola Vega, nieta del difunto QUINTÍN VARGAS, denuncia que los profanadores se llevaron el cráneo de su abuelo.

"Fue mi mamá la que vino y encontró el cajón afuera, preguntamos a quienes estaban a cargo, pero no sabían nada. Llegamos a la Policía y nos dijeron que no podían hacer nada, nos dio mucha rabia. Nosotros creemos que fueron los estudiantes de medicina que se lo robaron, porque es a ellos a quienes les interesa estudiar los huesos. El dolor de saber que parte del cuerpo de tu familiar no está ahí, siempre queda, pese a ello mi familia y yo nunca dejamos de venir al cementerio a dejarle unas velas y rezar por su alma".


Alejandra: "El dolor por la pérdida de tu ser querido es doble"


Tumbas de los familiares de Alejandra Ortega, que fueron profanadas en el cementerio Bajío del Oriente

Alejandra Ortega fue una de las más afectadas, pues no solo fue una tumba la que profanaron de sus familiares, sino tres.

"Se llevaron a mi abuelo ALBERTO SÁNCHEZ GONZÁLES (+), a mi abuela ALEJANDRINA SÁNCHEZ BAZÁN (+) y a mi sobrino EDUARDO CANDIA SÁNCHEZ (+). De mi abuelo se llevaron todo su cuerpo, solo dejaron en sus zapatos la parte de sus pies; de mi abuela se llevaron todo menos la cabeza; y de mi sobrino se robaron completamente todo. Fuimos la familia más afectada; en ese momento el dolor fue doble y hasta ahora nos duele porque no sabemos dónde están ni para qué se los llevaron. Nosotros hicimos un escándalo grandísimo, incluso llamamos a la prensa para que sean testigos de lo que había ocurrido. Directamente acusamos a quien estaba encargado del cementerio, porque ya había los rumores de que esta persona vendía los cadáveres a 500 dólares a los universitarios, quisimos denunciarlo en la Policía pero no teníamos pruebas, además hubo la amenaza de quitarnos el espacio donde estaban los nichos de mis familiares y prohibirnos la entrada al cementerio, de ahí que no quisimos tener mayores inconvenientes, además vimos que era mejor dejar las cosas así porque por más que hubiéremos seguido haciendo problema no nos iban a devolver a nuestros familiares. Todo quedó en nada. Desde entonces la mayoría de mi familia no viene al cementerio porque saben que sus cuerpos de los finados no están ahí y solo se conforman con prender una vela en sus casas. Yo vengo porque siempre queda un sentimiento hacia mis abuelos y a mi sobrino, y porque recientemente ha fallecido mi mamá".

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Tristeza, pena, angustia, impotencia, rabia y dolor, es lo que se percibe en quienes pierden a sus seres queridos a manos de personas desconocidas. Con seguridad que historias como las antes mencionadas hay muchas, pero pocas llegan a conocerse porque no se denuncian. Una mezcla de temor, resignación y falta de recursos económicos, es la que gana la batalla a la hora de pretender buscar justicia en situaciones como estas. En los familiares queda una especie de conformismo de no poder hacer nada e incluso algunos no vuelven a pisar más el cementerio porque saben que el cuerpo de quien en vida fue, ya no está. Una de las maneras de reflejar la resignación fue lo expresado por alguno de los deudos.

“Para el pobre no hay justicia, solo pedimos que Dios perdone a esa gente que anda robando y haciendo maldad”
(Benita)
“Lo único que deseo es que quien se lo hubiera llevado el cráneo de mi hermano lo tenga en buenas manos”
(Edid)


La voz de la Iglesia Católica

En Bolivia la religión imperante es el catolicismo, desde la Iglesia la profanación de tumbas en los camposantos en condenada y reprochada, la califica como una  'injuria grave' bajo el precepto de que el cuerpo humano simboliza el templo terrenal del espíritu y el cementerio es un lugar sagrado al cual se le debe respeto. El párroco de la parroquia San Martín de Porres, Guillermo Siles, se refiere al significado que tiene para los cristianos los difuntos.




Sin embargo, toda aquella cosmovisión que tiene la gente con relación a los difuntos y el respeto a lo sagrado, se ve quebrantado por personas que sin ningún reparo, ética y moral, proceden a profanar e interrumpir ─el descanso eterno─ de quienes ya no están con nosotros, dejando en los familiares un profundo pesar y re-vivencia de un doble duelo.